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“No tengas miedo del trabajo duro. Nada que valga la pena viene fácilmente”

Gertrude Belle Elion

La historia de la medicina también lleva la m de mujer. Mujeres alquimistas, médicas y farmacólogas, silenciadas algunas, olvidadas otras. María la Judía, Hildegarda de Bingen, Jacoba Félicié, Martine de Bertereau son algunos ejemplos de ellas, mujeres que lucharon por ser y creyeron en lo que querían ser.

Gertrude Belle Elion, Premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1988, nació el 23 de enero de 1918 en Nueva York (Estados Unidos). Siendo adolescente su abuelo falleció de cáncer y desde ese momento se prometió a sí misma ser científica y volcar todos sus esfuerzos en curar esta enfermedad. Años más tarde, su prometido murió a consecuencia de una infección bacteriana.

Elion se graduó en Química en 1937. Para seguir con su carrera escribió a varias universidades, de las que no recibió noticias, quizás por ser judía y mujer. Como no tenía dinero para pagar sus estudios, tuvo varios trabajos.

Dos años más tarde, ingresó en la Universidad de Nueva York donde recibió el grado de máster en Química, era lo máximo que una mujer podía obtener en aquellos años. Trabajó en los laboratorios Jhonson & Jhonson, pero su oportunidad le llegó de la mano del farmacólogo George Hitchings, de la Borroughs Wellcome Company, quien, al ver su talento, la convirtió en su colaboradora. Ambos lograron medicamentos para combatir la artritis, la malaria, la hepatitis y la meningitis. También, investigaron sobre el primer tratamiento eficaz contra la leucemia infantil.

Cuando Hitchings se jubiló Gertrude B. Elion ocupó su lugar y consiguió un nuevo compuesto, el aciclovir, primer fármaco antiviral capaz de combatir el virus del herpes. Se retiró a los 65 años, pero nunca abandonó su carrera ya que sus conocimientos y experiencia ayudaron al desarrollo del primer medicamento contra el SIDA.

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